Un nuevo gigante agrícola

Cómo uno de los países más pequeños del planeta, le da de comer al mundo.

Máxima de Holanda es la actual reina consorte de los Países Bajos, por su matrimonio con el rey Guillermo Alejandro. Nació como Máxima Zorreguieta en Buenos Aires, Argentina, y es la segunda esposa de un soberano de Europa nacida en Latinoamérica, después de la duquesa María Teresa de Luxemburgo, de origen cubano. Toda esta introducción propia de la revista “Hola”, nos sirve para presentar a una de las naciones más pequeñas del planeta, pero que produce alimentos para muchos países del mundo. Y eso porque se ha convertido en un gigante agrícola, fruto de la innovación.      

Los Países Bajos son una de las zonas más densamente pobladas del mundo, cuenta con 17 millones de habitantes, y es uno de los estados más desarrollados, ubicado en el 10°lugar según el Índice de Desarrollo Humano publicado por las Naciones Unidas. El nombre de Bajos es porque una cuarta parte del país está formado por tierras bajas, situadas a nivel del mar, o por debajo de este. Pero el país es más conocido por su región más influyente, Holanda. Los Países Bajos son un pequeño país que carece de casi todos los recursos necesarios para llevar adelante una agricultura a gran escala. Sin embargo, es el 2° exportador de comida del mundo. El primero es Estados Unidos que tiene una superficie 270 veces mayor.

¿Cómo han conseguido semejante logro? Utilizan más de la mitad de la superficie de tierra del país para la agricultura y la horticultura. Poseen extraordinarios complejos de invernaderos, de última generación, algunos cubren hasta 70 hectáreas. El uso de luces led las 24 horas del día le permite cultivar en invernaderos con clima controlado con gran precisión. Así cultivan 15 variedades distintas de plantas de tomate, algunas de 6 metros de alto, arraigadas, no en el suelo, sino en fibras hechas de basalto y caliza. En 2015, un Jurado Internacional de expertos en horticultura declaró a los granjeros holandeses, los cultivadores de tomates más innovadores del mundo. Holanda usa 9,5 litros de agua por kilo de tomate, frente a los 127 que usa Estados Unidos y los 284 que utiliza China. La producción bajo techo también ofrece condiciones de crecimiento óptimas para lechugas y otros vegetales de hojas grandes. Cada hectárea de invernadero produce tantas lechugas como 10 hectáreas al aire libre. Los holandeses son además los principales exportadores de papas y cebollas. Producen 47 toneladas de papa por hectárea, siendo el promedio mundial 20 toneladas. Para ello usan agricultura de precisión, basada en tractores supermodernos, drones que brindan lecturas detalladas sobre la química del suelo, el contenido de agua y de nutrientes, y sobre todo crecimiento, para lo cual miden el progreso de cada planta hasta llegar a la papa individual. Y todo usando menos recursos. Hace dos décadas los holandeses hicieron un compromiso nacional con la agricultura sustentable bajo la consigna “El doble de comida con la mitad de los recursos”. Holanda se propuso llevar adelante una agricultura sustentable, que contra lo que todos piensan, no significa con una intervención mínima de los humanos. Al contrario, significa con una intervención inteligente.


Ciencia y mercado

Holanda encontró la participación inteligente en un grupo de expertos de la Universidad y el Centro de Investigación Wageningen, ubicado a 80 km de Ámsterdam, la capital de los Países Bajos. Es considerada la mejor institución de investigación agrícola del mundo, y punto de irradiación de saberes hacia empresas tecnológicas agrícolas y granjas experimentales del denominado “Food Valley”, el Valle de la Comida, al modo del “Silicon Valley”, el Valle del Silicio, donde se crean y desarrollan programas y chips para las computadoras, en el norte de California. En el Valle de la Comida, las cosas funcionan bien porque existe un enfoque combinado: la ciencia de los cultivos y la ciencia de los negocios. La mezcla, que combina investigación y mercado, hace marchar el milagro productivo de este pequeño gran país. Holanda no solo posee tecnología agropecuaria, sino que además hace transferencia a otros países menos desarrollados. El conocimiento es la exportación más valiosa de los Países Bajos. A Wageningen concurren estudiantes provenientes de otros países, casi 45% de sus graduados son extranjeros, muchos de ellos provenientes de países pobres y amenazados por hambrunas crónicas.

 
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El país de las semillas

En ningún otro campo, la tecnología agrícola holandesa ha avanzado más que en el de las semillas. En la provincia de Noord-Holland, al norte de los Países Bajos, se encuentra el llamado “Seed Valley”, el Valle de las Semillas. En tan sólo 370 hectáreas, se produce más de un tercio de todo el comercio global de semillas.

Los holandeses venden semillas obtenidas por mejoramiento asistido mediante marcadores moleculares o por edición génica, herramientas que ayudan a desarrollar cultivos más eficientes en el consumo de agua y en la absorción de nutrientes, con ciclos más cortos y resistentes a los eventos climáticos extremos.

Las empresas holandesas ofrecen semillas de alto rendimiento bajo el denominado “precio eficaz”. Es decir, una sola semilla de tomate por ejemplo, con un precio de 42 centavos de euro, cultivada en un invernadero de alta tecnología, produjo la increíble cantidad de 70 kilos. ¡Vaya ensaladita!

En los Países Bajos cada año se desarrollan 1.170 nuevas variedades de plantas, que generan solicitudes de derechos de propiedad intelectual. Un 15% de las ventas de las empresas de semillas holandesas se convierten en Investigación y Desarrollo (I+D), lo que representa una cantidad mayor a la que se gasta en otras industrias que requieren un alto nivel de conocimientos, incluida la farmacéutica. En la Argentina el 9% de la ventas de semillas va para I+D. Cuatro empresas de semillas de los Países Bajos están entre las 25 empresas europeas que más invierten en I+D. Holanda también aporta soluciones de tecnología agropecuaria a países como Mozambique, Nicaragua y Bangladesh. Así han implementado invernaderos de plástico relativamente baratos que han triplicado la producción de algunas cosechas, comparadas con las de campo abierto, en donde están más expuestas a plagas y sequías. Además, los Países Bajos participan en proyectos colaborativos en Kenia, Perú, Guatemala y Tanzania.

Las empresas holandesas están entre los líderes mundiales en el negocio de las semillas. Recientemente una compañía holandesa, ubicada entre las 5 principales a nivel mundial de semillas hortícolas, y dedicada a la investigación y venta, se ha instalado en nuestro país. Comercializa semillas de pimientos, tomates, berenjenas y espinacas, entre otros productos. Complementa de esta manera a nuestro país que produce algunas semillas hortícolas, como ajo, cebolla, pimiento, tomate, zanahoria, zapallo y zapallito (ver: Argentina, entre los top 10, en producción y exportación de semillas).

Los Países Bajos tienen una superficie que es 60 veces menor a la de Argentina, pero como hemos visto son el segundo exportador mundial de productos agropecuarios. Además de tener reyes que los gobiernan, los Países Bajos son los reyes de la agricultura eficaz y sostenible. La colaboración entre Estado, universidades y empresas conforman un “triángulo dorado” que los holandeses destacan como la llave de su éxito, y que los mantiene en la cima agrícola del mundo.


Argentina, entre los top 10, en producción y exportación de semillas

La Argentina es un gran generador de alimentos, de hecho abastace al 5% de la población mundial, pero además figura entre los mayores productores y exportadores mundiales de semillas. Según el Registro Nacional del Comercio y Fiscalización de Semillas de la República Argentina hay más de 2.600 empresas que producen anualmente casi un millón de toneladas de semillas. La Argentina es el 9°productor mundial, dentro de un mercado exportador liderado por Estados Unidos, China, Francia y Holanda. La semilla es un insumo crítico y de gran valor para la productividad agrícola, por las mejoras en las lucha contras las enfermedades, los insectos y las malezas, entre otras innovaciones. Los actores de la cadena de valor de semillas se dedican al mejoramiento de especies vegetales, al desarrollo y provisión de biotecnología, a la multiplicación y producción de semilla comercial, a su procesamiento y acondicionamiento, y hasta su distribución y comercialización. Además la producción de semillas requiere personal con alta especialización en el área de investigación y desarrollo, que trabajan tanto en empresas privadas, como en institutos públicos, estrechamente vinculados. Así, el sector semillero argentino brinda trabajo al 4% de los científicos del país. De esta manera, la Argentina, al igual que Holanda .apuesta a la ciencia y a la innovación para su desarrollo agrícola. 


  

[Foto portada] Autor: Ian | Unsplash 

[Img. 1] Autor: Vincent Versluis | Unsplash

[Img. 2] Autor: Daria from TaskArmy.nl | Unsplash