True colors

So don't be afraid to let it show
Your true colors
True colors are beautiful
Like a rainbow

Como dice la canción de Cyndi Lauper, las frutas y verduras ya no tienen miedo de mostrar sus verdaderos colores y brillar como un arcoíris y es que los mejoradores encontraron una familia de cerrajeros que tienen la llave para producir e intensificar los colores. Esa familia se apellida MYB y en este post te contamos más acerca de ella.


Frutas y verduras del futuro

Quizás no las obtendremos al apretar un botón en nuestras cocinas como lo hacían los Supersónicos® pero seguramente en un futuro próximo las verdulerías estarán repletas de frutas y verduras con mayor contenido de vitaminas, flavonoides y carotenos, entre otros compuestos benéficos para la salud.


El arcoíris en nuestro plato

El color de frutas y verduras se debe a la acción de diferentes compuestos como flavonoides, carotenoides, clorofila y, algunas veces, betalaínas.

Dentro de los flavonoides, merecen especial atención las antocianinas; pigmentos que dan a hojas, flores y frutos el color rojo, violeta o azul. Estas no están allí para alegrarnos la vista, sino que cumplen diferentes roles para la supervivencia de la planta: la protegen de la radiación UV y del frío o atraen polinizadores, entre otras funciones. También hacen más saludables a nuestros alimentos. Por ejemplo, restringen la actividad de algunas enzimas y así disminuyen la concentración de azúcar en sangre y por lo tanto, ayudan a controlar la diabetes tipo 2 y la obesidad. Estudios en ratas demostraron que mejoran características que se deterioran con la edad como la memoria a corto plazo y se está investigando sus efectos en el sistema inmunológico.


Cerrajeros del arcoíris

En el genoma hay proteínas que se unen al ADN y activan o reprimen la función de ciertos genes: tienen la llave para abrir o cerrar el funcionamiento del gen y lograr que se produzca o no la proteína que éste codifica. Estos cerrajeros del ADN se llaman factores de transcripción y la familia de los MYB es la que interviene en la producción de antocianinas. Estos activan los genes que intervienen en la síntesis de antocianinas en el repollo rizado, en el repollo colorado o en la coliflor violeta, por ejemplo. 

La coliflor violeta fue lanzada al mercado a fines del siglo XX y se obtuvo por cruzamientos entre variedades blancas de excelentes características agronómicas con variedades mutantes que producían antocianinas. 

 


¿Sabías que…?

- Se han identificado 200 genes MYB en la planta de algodón, más de 80 en maíz y cerca de 30 en Petunia

- La exposición a la luz solar intensifica el color violeta de las cabezas de coliflor


 

Un marcador que se transformó en bandera

Por lo general, las antocianinas (y por lo tanto el color) se acumulan en los tejidos externos de las frutas y verduras. Para aumentar su contenido en el interior se han emprendido numerosos programas de fitomejoramiento en durazno, papas, manzanas, uvas y kiwi.

En manzanas, la inserción de un transposón (genes que saltan dentro del genoma) en un factor de transcripción MYB de la pulpa dio como resultado manzanas con pulpa roja. Esta
característica resultó muy útil para la selección, utilizándosela como marcador hasta que las antocianinas despertaron el interés del mercado y ahora se producen manzanas de carne roja para aprovechar sus beneficios, como por ejemplo las variedades Red Moon® o Redlove® que tienen entre 30 y 40% más de antioxidantes que las manzanas convencionales y se cultivan en Europa, EE.UU. y Australia. Algo similar pasa con la naranja sanguina. Esta tiene pulpa roja debido a la activación de un gen MYB que induce la síntesis de antocianinas.


Color y sabor

La intensidad de los colores mediada por las antocianinas tiene una estrecha relación con el aroma y el sabor. En la manzana, el aumento de la actividad del gen MYB induce también un aumento en compuestos volátiles como el fenilpropeno que afecta estas características y por lo tanto, es de interés para los fitomejoradores.


Pelón o peludo

Los factores de transcripción MYB también están relacionados con la producción de pelos (tricomas) en la superficie de las frutas. La acción de MYB da como resultado duraznos con tricomas, mientras que la inserción de un transposón anula su actividad y produce fruta glabra (sin pelos) en nectarina, más conocida como “durazno pelón”.

Los consumidores prestan cada vez más atención a los productos que consumen y se interesan por los componentes que puedan ser beneficiosos para la salud. De esta manera traccionan a los programas de fitomejoramiento para que produzcan variedades ricas en esos compuestos, además de otras características que tienen que resultar atractivas para que los productores las cultiven. Estos desafíos son enfrentados por equipos multidisciplinarios de científicos, técnicos y personal altamente capacitado que investigan los aspectos genéticos y nutricionales y los incorporan a las variedades líderes del mercado.

 

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