Innovación colorida

El cielo en la vereda
dibujado está
con espuma y papel de seda
del jacarandá

María Elena Walsh

¿Quién no ha caminado por Avenida del Libertador en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, o disfrutado de un paseo por la plaza de algún pueblo del interior de nuestro país admirando “una flor y otra flor celeste” del jacarandá?

 

 

 


De Sudamérica para el mundo

El término jacarandá se aplica a más de 50 especies de árboles y arbustos, aunque la más conocida para nosotros es Jacaranda mimosifolia, árbol que puede alcanzar hasta los 20 metros de altura y es nativo de Sudamérica (Perú, Brasil, Bolivia, Paraguay, Colombia, nordeste argentino y norte de Uruguay). La gran familia a la que pertenece el jacarandá (familia de las bignoniáceas) está formada también por el lapacho (Handroanthus spp.), la tecoma (Tecoma stans) y numerosas plantas ornamentales trepadoras como la uña de gato (Dolichandra unguis-cati), la sacha huasca (Dolichandra cynanchoides), la lluvia de fuego (Pyrostegia venusta) y la dama del monte (Bignonia callistegioides).

El carácter más distintivo de esta especie son sus vistosos racimos de flores que van desde el azul al violeta y que se desprenden de las ramas tan rápido como surgen, creando un espectáculo de color que se manifiesta tanto en sus copas como en el suelo, dibujando el cielo en la vereda como dice la canción de María Elena Walsh.

El arbolado urbano ha tenido una estrecha relación con el jacarandá, por lo que muchas ciudades alrededor del mundo lo han adoptado para embellecer avenidas y parques. Así, los visitantes de Buenos Aires, Lisboa, Ciudad de México, Río de Janeiro, Johannesburgo, Pretoria, Sidney y muchas ciudades de la costa este de Australia pueden disfrutar de un gran espectáculo de color cada primavera.


¿Sabías que…?

- La planta de jacarandá primero florece y luego da hojas

- A las calles y plazas de Buenos Aires los trajo el paisajista francés Carlos Tahys a finales del siglo XIX

- En la ciudad de Buenos Aires hay 14.301 ejemplares de jacarandá (3.255 en espacios verdes y 11.046 en las calles)

- La ciudad de Pretoria (Sudáfrica) adoptó el nombre de “Ciudad de los jacarandás” debido a la gran cantidad de ejemplares que tiene

- Hanami es la tradición japonesa de observar la belleza de las flores y además de las flores de cerezo, son las de jacarandá la que hacen que los parques de Japón se llenen de gente en primavera.


 

Semillas artificiales

La propagación de árboles a través de semillas generalmente es lenta y difícil. Es por ello por lo que en algunas especies puede recurrirse al uso de semillas artificiales o sintéticas. Esta tecnología permite que árboles forestales y ornamentales, como el jacarandá, y especies con bajos porcentajes de germinación puedan obtenerse en periodos cortos de tiempo.

Las semillas sintéticas están formadas por un trozo de tejido de la planta (yema, brote, embrión somático) recubierto por un agente gelificante; generalmente alginato de sodio y cloruro de calcio. Este agente cumple la función de “endospermo artificial” que brinda protección a la planta contra daños mecánicos. También, al ser lo suficientemente blando le permite romper la cubierta y salir para poder desarrollarse. Los hidrogeles o matrices poliméricas que recubren el material vegetal encapsulado deben también ser capaces de retener los nutrientes con los que éste se alimenta y permitir el intercambio gaseoso con el exterior.

La obtención de semillas sintéticas necesita la ayuda del cultivo in vitro para la producción del material vegetal a encapsular (A). Luego, se toma una gota de una disolución de alginato de sodio que contiene ese material vegetal y se agrega a una solución de sal de calcio (B). Este proceso da como resultado una semilla artificial de forma esférica y blanquecina, por lo cual se la denomina “perla” (C).

 


¿Sabías que…?

Japón es uno de los países pioneros en hacer semillas sintéticas de jacarandá


 

La innovación aplicada a la propagación de árboles ornamentales y a la conservación de la biodiversidad nos permitirán ver, al este y al oeste, llover una flor y otra flor celeste del jacarandá.

Nota: a lo largo de este post hicimos referencia a la canción del jacarandá de María Elena Walsh, la cual tiene derechos de propiedad intelectual (derechos de autor) y está registrada en la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAyC) con el número 69691y con el ISWC (siglas en inglés para el Código internacional normalizado para obras musicales) T0370791540. Este código es un número de referencia único, permanente y reconocido internacionalmente para la identificación de obras musicales que forma parte del plan CIS (Sistema de Información Común) de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores.

 

IMAGEN DE PORTADA: UNSPLASH