El ingenio humano creó la agricultura de precisión, basada en tecnologías que combinan sistemas de GPS y de información geográfica. Satélites, sensores y drones son herramientas que permiten usar más eficientemente recursos naturales escasos. Ni de más, ni de menos, la cantidad justa para un futuro sustentable.
La población mundial crece, pero no lo hacen las tierras cultivables ni la disponibilidad de agua dulce. Esto, sumado al cambio climático, provoca un desafío mayúsculo a la agricultura mundial. Para enfrentarlo está el ingenio humano que trabaja permanentemente desarrollando tecnologías agrícolas que permitan usar más eficientemente los recursos naturales escasos. De ese ingenio surge la agricultura de precisión, que se basa en tecnologías que combinan sistemas de geoposicionamiento global (GPS) y de información geográfica (GIS) para la recopilación y análisis de datos que permiten seguir la dinámica de los cultivos. De esta manera los productores pueden tomar decisiones más eficientes sobre la elección de la variedad a sembrar, las zonas del campo o del lote donde sembrarlas, monitorear plagas y enfermedades y predecir los rendimientos de la cosecha.